Viajar por avión al extranjero puedes ser una gran aventura.

• Que se retrase el avión y llegues muy tarde a tu destino.
• Que te toque un vecino incómodo por que es ruidoso y no se da cuenta que eso es molesto.
• Que te empujen con tal de subir o bajar al avión primero.

Pero cuando tus acciones son deliberadamente en contra de muchos, me parece que es imperdonable.

Recientemente, de regreso de el extranjero, nos invadió la sorpresa y la frustración cuando al bajar del avión y entrar al área de migración, la fila parecía que era de dos días. Ni se diga la de los extranjeros,  tan solo ver la larga línea, y más  cuando eran las ocho de la noche y lo que quieres es llegar a tu casa, no podías evitar contagiarte de ansiedad y frustración en la espera.

Te empiezas a dar cuenta como las personas que no están acostumbradas a viajar  se fueron formando en la fila de extranjeros.  Había una pareja ya mayor, y solo de pensar que tenían que formarse dos horas, les comenté que se habían equivocado de fila.  Alarmados se incorporaron a la fila de mexicanos, sin hacer fila de nuevo.  Un error de esos, se los perdonas, ya que habían llegado a tiempo y se equivocaron, no estaban tratando de meterse así nada más.

Los que si destacaron por su comportamiento, fueron una  pareja con su hijo adulto.  Se metieron por la fila de los diplomáticos y discapacitados y avanzaron hasta llegar a uno de los escritorios del final donde el agente de migración no podía saber si venían de la fila, o se habían metido.

Los que estábamos hasta atrás, pudimos ver como se saltaron como a cien personas sin ningún remordimiento o pena.  Nadie los delató pero todo mundo estaba pensando que esa falta de educación y consideración a los demás era aborrecible.

A mi me daría mucha pena que alguien me viera haciendo algo así y proyectar esta falta de consideración a los demás y a todas las personas que estaban haciendo lo correcto.  Te deja más tranquilo saber, que tal vez esperamos 30 minutos más que ellos,  sin abusar y sin saltarte a los demás solo por no hacer fila y no esperar como todos los demás. Me pregunto si ese señor, jefe de familia, le enseña a su hijo, a que hacer así las cosas es la forma de lograr resultados, sin importar a quién afectan.

Me queda claro que seguramente el señor no sabe todo lo que las personas opinaron de él, o que no le importó con tal de salir temprano del aeropuerto. Alguien en la fila sugirió que el karma se iba a encargar y en una de esas el semáforo de aduanas le iba a tocar en rojo. No se trata de eso, sin embargo, fue inadmisible ver cómo logró meterse así y abusar de la paciencia y civilidad de todos los demás.

Si todos contribuimos a cooperar y respetar las reglas y señales, se hace un mejor mundo donde convivir.  Si hay fila, no te la saltes, aunque el de enfrente sea tu amigo, lo mismo en la salida del periférico o en la fila del banco.  Si vuelvo a ver a ese señor, dudaría de hacer negocios con alguien que no cumple las reglas. Si eso hace cuando piensa que no lo ven, qué hará en su vida diaria o en su comportamiento.  A lo mejor nunca lo vuelvo a ver, sin embargo, considero que el mundo es pequeño y nunca sabes quién te está viendo cuando actuas mal.  Eso puede dañar tu imagen en otros escenarios, se congruente con tu comportamiento, siempre  manda un mensaje positivo no importan dónde estés.

Foto “© [UBE] / [PhotoXpress]

Ale Marroquín, es consultor en imagen y protocolo de negocios. Certificada por la Asociación Internacional de Consultores en Imagen (AICI) como FLC (First Level Certificate). Con casi 20 años de experiencia en áreas de ventas y relaciones con clientes, Ale Marroquín, asesora a las personas para transformar sus habilidades en áreas de comunicación, liderazgo, comportamiento, actitud y apariencia profesional. ¡Transformando la imagen y comunicación en las personas! www.alemarroquin.com