¿Quién  se acuerda la primera vez que aprendió a comer chicle? ¡Qué buen sabor!  Y lo más divertido era hacer bombas. Solo que visualmente no es lo más recomendable.

Hoy en día existen varios sabores, muchos de ellos fomentan el buen aliento y tienen sabores refrescantes.  El problema es que masticar chicle en público repercute en la imagen que proyectas.  ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente si ves a alguien masticarlo con la boca abierta?

Cuando alguien tiene un chicle en la boca, es muy probable que después de un rato lo olvide y comience a masticar más fuerte y más rápido, muchas veces inconscientemente hasta puede hacer  bombas.  Es muy fácil caer en la trampa. Si crees que debas refrescar tu aliento, es mejor hacerlo con una pastilla, aunque hay que tener cuidado de no morderla por que también puede hacer mucho ruido y cometerás otro error.

Has memoria, cuantas veces te ha tocado ver a alguien masticando chicle en lugares públicos:  el que cobra en las tiendas, eventos sociales, oficinas, etc.  No sólo verlo da mala impresión; si corres suerte de estar a su lado, es muy molesto oír cuando mastican el chicle y más que truenen bombas.

No sugiero que nunca comas uno, pero sí recomiendo tener cuidado, en el lugar que lo hagas,  y cuánto tiempo lo tengas dentro de la boca.  Hablar con alguien con el chicle dentro, refleja descuido, y si en ese momento se te ocurre que debes tirarlo, imagina la escena: o tendrás que buscar un papel o usar los dedos para sacarlo de tu boca, y ¿si se te queda pegado? La persona que esté frente a ti, tendrá que presenciar toda esta acción.

Si eres de estas personas que te gusta masticar chicle, ten conciencia de dónde lo haces, cómo lo haces y si realmente vale la pena causar una mala impresión por tu forma de mascar. Pídele a alguien que te grabe cuando no te des cuenta, para que te veas en acción y decide si vale la pena. Sobre todo si lo que quieres es cuidar tu imagen personal y profesional.

Foto “© [Dash] / [PhotoXpress]