Pensando qué es lo que más me interesa lograr, estoy segura que dejar una huella ayudando a los demás a ser mejores personas es algo que me da mucha satisfacción.  Compartir lo que a mí me funcionó no es regla ni es el deber ser, peo si de las herramientas que yo utilicé para lograrlo o que yo aprendí en el camino, le acortan el camino  a otros, ya avancé un paso más al logro de mi meta.

Sobre todo me gusta compartir que con buena actitud se logran muchas más cosas que siendo negativo. Leyendo la revista de Oprah, que tengo que reconocer que me encanta por sus artículos, siempre aparecen casos de éxitos y de logros de personas que llegaron a hacer lo que más les gustaba y para llegar ahí tuvieron que tomar decisiones drásticas.

Al leerlo siempre pensaba: “Qué increíble que lo hayan logrado, pero claro, viven en el país de las oportunidades y dónde todo mundo puede alcanzar sus sueños”.  Hasta que un día decidí que no es el país en el que vives o la gente que te rodea, eres tú mismo quién decide si puedes lograr o no lo que te propones.

Por supuesto que el camino puede ser muy complicado, puedes fallar, puedes pensar que estás equivocándote de ruta o inclusive, que a dónde quieres llegar no es realmente lo que esperabas.  Pero si realmente te propones algo, lo planeas, lo ordenas, y con disciplina te dispones a cumplirlo, todos podemos lograrlo.

No es descubrir el hilo negro e inventar algo nuevo, es recordar que para llegar a tu meta, es no rendirte nunca.  Es realmente visualizar en tu mente lo que quieres y tener calma para lograrlo.  Si alguien te cierra las puertas en el camino, no quiere decir que ya no se puede. Hay que volver a intentar, levantarte y con tenacidad insistir. Si es realmente lo que deseas, se puede. Pero tienes que hacer a un lado los pensamientos negativos, tienes que dejar de pensar en los obstáculos que pueden presentarse. Más bien, tienes que empezar por buscar de qué forma lo puedes lograr, en lugar de por que no lo estás logrando.

Todos los días tienes que repetirte que eres grande y que sí puedes,  tienes que creerte que tienes las capacidades y habilidades para lograr eso que te propones.   Cuando yo era chica,  un día decidieron formar el coro del colegio.  Lo primero que me imaginé fue qué increíble experiencia, poder cantar en el coro, nunca me pregunté si era entonada o no, finalmente, era tan pequeña, que nunca pasó por mi mente que eso fuera un impedimento (hoy jamás haría una audición para cantar).  Cuando fui a las pruebas, por supuesto que hice el peor de los números, hoy me da risa pensar que en mi mente solo existía la posibilidad de pertenecer al coro, total, qué tan difícil es repetir una canción…

Por supuesto que no me seleccionaron, pero como yo no entendía que era por desentonada, toqué la puerta del salón de música todos los días para preguntarle a la maestra si ya había un espacio para mí.  Increíble pero un día me dijo que podía formar parte del coro.  Nunca supe qué pensó la maestra, pero me queda claro que insistí hasta que lo logré.  No importa, era una niña más que no iba a desentonar el coro completo; y entré.

Esta historia la recordé por que en el transcurso de mi vida,  sobre todo cuando ya pasas a la vida adulta, y que entiendes con más claridad, cuales son tus habilidades y dónde tienes oportunidades y dónde definitivamente no, muchas veces me cerré las puertas a hacer cosas por  miedo a no hacerlo bien o a  creer que no puedes. Sin darme cuenta, muchas veces logré obtener cosas que me propuse, sin realmente estar consciente de que mi actitud era determinante en lograrlo. En otras ocasiones, me instalé en mi zona de confort y no intenté hacer más por temor, miedo o por que estaba cómoda y no había necesidad.

¿Has pensado en dónde estás actualmente? Estás en tu zona de confort, crees que puedas hacer algo más o es suficiente con lo que ya haces. ¿Estás pleno y desarrollando lo mejor que tienes dentro?   Busca la actitud para lograr y creerte de lo que eres capaz y empieza a dedicarte a lo que más te gusta.

Foto “© [Yuri Arcurs] / [PhotoXpress]