¿Eres controlador o líder?

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Comúnmente abordo en mis sesiones individuales el término “la guerra de las expectativas” que básicamente es cuando alguien quiere que las personas actúen, respondan o piensen como ellos lo harían. Cuando no ocurre así, la expectativa de la persona en cuestión se vuelve un conflicto. Esto me lleva a analizar si el que espera de alguien algo específico, ¿es controlador o líder?

Cuando una persona lleva camino andado y tiene tanto experiencia como conocimiento, olvida por arte de magia reflejarlo en sus colaboradores y pares.  Cuando se presenta la oportunidad de tomar acción, quiere resolver todos los problemas, así como enfrentar las dinámicas diarias.  

Con la prisa de alcanzar los objetivos no nos detenemos a analizar con conciencia el impacto que generamos en los demás.  Cuando se presenta el reto, le decimos a otros lo que tienen que hacer, es más rápido, porque así se tiene la claridad de cuál es la solución.  Pero cómo nos aseguramos que estas personas comuniquen correctamente la importancia de esta acción hacia el resto del equipo.    

¿Qué es lo que pasa cuando controlamos las acciones? 

Las personas ejecutan porque se sienten controladas, pero no están motivadas o no logran la colaboración y el trabajo en equipo porque sienten que fue algo impuesto.  Ejecutan sin pensar, olvidan cómo bajar la información a sus equipos para influir positivamente y ser más eficientes. ¿De qué sirve que logre controlar a alguien cuando tengo que influir en miles?  

Haz el siguiente ejercicio:   

Estira a tu equipo,

  1. Pregúntale cómo resolvería el reto que tiene enfrente.
  2. ¿De qué manera puede impactar no sólo a la organización sino a sus equipos?
  3. Cuestiona si eso impacta positivamente o negativamente en otros departamentos, no solo en su área.
  4. Hazle ver cómo le haría la vida más fácil en el futuro, si todos tuvieran la misma línea, visión y objetivo en común. 

Como líder hay que influir en que los demás tengan visión de colaboración en equipo, no sólo velar por sus propios resultados y salvar su pellejo.  Dile a tu equipo que no olvide que debe influir lateralmente y hacia abajo. Detente a analizar con conciencia cómo puedes lograr colaborar, influir y liderar sin controlar la mente de los demás, sus acciones y su forma de resolver retos. Es momento de salir de nuestra zona de confort y abrirse a un panorama más amplio. 

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