Seguramente en cualquiera que sea tu profesión sobre todo si ya tienes camino andado, otros a tu alrededor ya saben que sabes. Sin embargo, si no proyectas presencia ejecutiva, liderazgo o cierto nivel de influencia sobre otros a tu alrededor, ya sean clientes, colegas, jefes o subordinados, no podrás seguir avanzando en lo profesional.

El mundo se está globalizando cada vez más y la tecnología acerca más a las personas, que con sus constantes evoluciones y cambios, uno tiene que hacer lo mismo, de lo contrario, puede detener tu desarrollo y crecimiento. Es aquí dónde vienen los problemas y empieza la decepción profesional. Cuando no te promueven, cuando no sabes por qué un cliente no te contrata, cuando no logras aumentar tus ventas, quizá no esté relacionado con tu conocimiento y experiencia sino con cómo ejerces liderazgo e influencia.

Cuando otros no te perciben que tienes capacidad o cuando tu mismo decides que no tienes que intentar hacer algo nuevo, por que te estresa el cambio, por que da miedo, por que simplemente estás cómodo dónde estás, vas a ver pasar oportunidades a tu lado y cuando te pongas las pilas, quizá sea demasiado tarde.

Ejercer influencia, proyectar presencia ejecutiva permite que tu liderazgo se imponga y provoque que otros actúen a tu alrededor. Si logras detectar cuál es la clave para consolidar tu imagen profesional, entonces empezarás a notar que otros te ven como el experto, clientes querrán que tú les ofrezcas tus servicios, colegas buscarán tu consejo y tus jefes querrán que formes parte del círculo de personas que tienen autoridad y liderazgo en la organización.

Reconocer que puedes ejercer influencia y liderazgo, cambiando ciertos hábitos en tu comunicación, en tu comportamiento, en las formas como enfrentas retos, en tu disposición con la gente, es el primer paso para lograrlo.

Todos necesitamos de otros para continuar el crecimiento profesional. No solo influenciar clientes y prospectos, también necesitamos de colegas y de tu equipo, ya que si no logras proyectar liderazgo, te pueda costar más tiempo mandar un mensaje determinado y provocar cambios.

Hay una constante competencia entre personas, organizaciones y en general en el mundo globalizado, si no buscamos enfrentar estos cambios preparados, intentando ser congruentes entre lo que somos y lo que proyectamos, entonces no nos podemos quejar cuando las consecuencias se presenten.

No es regaño aunque parece, es una invitación a que pienses si quieres estar dentro de aquellos que con su presencia ejecutiva, su presencia profesional o su liderazgo, logran cosas, llegan a sus objetivos, tienen lo que se proponen; eso si depende de cada quien. Nadie te puede obligar, nadie te puede forzar y nadie puede actuar si tu actitud y tu mentalidad no están dispuestas a subirte al tren del cambio.

El liderazgo no es sobre gente extraordinaria, es sobre gente común y corriente que actúa y habla de forma extraordinaria y diferente (Sarah Brummitt). ¿Así que tú de qué equipo estás?

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