El jueves pasado di un curso de etiqueta y protocolo de negocios para un grupo de ventas en una importante organización.  Les platicaba como cada uno, aunque somos individuos con valores diferentes, representamos los valores de nuestra compañía.   Nuestro comportamiento y la forma en cómo nos comunicamos, dicen mucho de quién es la institución, su visión, sus valores y sus metas. Es importante ligarlos  a los de la organización para ser congruentes.

La falta de proyección correcta de este mensaje a través de nuestra imagen, ya sea por nuestra apariencia, comportamiento o comunicación, repercute directamente en la imagen de la compañía. Es cómo tratar de ver cómo es un colegio, con tan sólo observar la entrada o la salida de los alumnos; te puedes dar una idea qué esperar de las costumbres y culturas de la institución, viendo cómo van vestidos si es con uniforme o no, si traen el pelo largo o corto, su lenguaje corporal y el orden en que salen, etc.

Adaptarte a la cultura laboral, no siempre es fácil, por que en ocasiones, es sólo a través de lo que puedes observar en otros, que asumes es lo correcto.  Si tienes suerte, quizá alguien te diga cómo debes hacerlo o cómo debes comunicarte.  Dejar de poner atención en estos detalles, o hacerlo de forma incorrecta, puede detener  tu crecimiento profesional.

Es por esto que es muy importante no relajarte y cuidar siempre los detalles que permiten que transmitas el mensaje correcto hacia fuera de quién eres y de lo que representa la compañía a la que perteneces.  Esto es lo que puede determinar que te cierren un contrato, que te escojan para una promoción, que un cliente decida escogerte a ti en relación a tu competencia.

Por eso es importante que cuides desde la forma en que contestas una llamada, la forma en que redactas un correo, cómo vas vestido a trabajar, cómo te comportas en eventos sociales de negocios, tu actitud y tu lenguaje no verbal. Todo esto manda un mensaje, de lo que se puede esperar en un futuro.  Pon atención y si tienes duda, hay muchas formas de averiguar cuál es lo más adecuado para la cultura de tu compañía.  No asumas que lo que has hecho toda la vida es lo correcto, observa y ponte las pilas, empieza a demostrar tu presencia ejecutiva.

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