Hacer presentaciones en público requiere de concentración y organización. Sobre todo la primera vez, preparar el tema y buscar que agregar va a depender del público a quién le vas a exponer. Seguramente cuando vas a desarrollar y crear tu exposición, tu intención es transmitir un mensaje, cambiar una idea en la mente de la otra persona o convencerlos de algo.
Una vez terminada, es importante saber que no puede ser presentada de igual forma en todas partes. El público siempre es diferente. Aun cuando el tema sea el mismo, la mente de la audiencia cambia dependiendo de el entorno dónde te encuentres. Es decir, si vas a presentar el lanzamiento de un producto, lo tendrías que exponer de diferente forma al consejo de administración quién va a autorizar la inversión inicial, a diferencia de si se lo vas a presentar a tu posible mercado meta, quién sería el que pague por comprarlo.
Los atributos del producto son los mismos, el beneficios puede variar dependiendo de tu audiencia. Si es quién va a invertir en el material, diseño y elaboración, el atractivo para este sería un retorno en la inversión en un corto plazo. El beneficio para un cliente final, puede ser una satisfacción personal, una solución a un problema o simplemente un bienestar de prestigio, pertenencia, etc.
Es por eso que cada vez que vayas a pararte ante un audiencia determinada, tienes que preparar lo que vas a decir y adaptar tus diálogos dependiendo del público que va a asistir. Tu lenguaje puede ser diferente y los ejemplos que uses también deberían variar. El vocabulario que empleas en estas exposiciones también es importante por que términos técnicos quizá no sean entendidos por el cliente final. No tener precaución de usar palabras que se adapten a tu audiencia puede hacer que tu presentación no tenga impacto. Cuando usas términos demasiado complejos, no son captados por todas las personas, haciendo difícil entender el mensaje de esta. Busca ser sencillo y exponerla como si estuvieras teniendo una conversación con un amigo; esta es una forma de enganchar a tu público más fácilmente. O imagina cuántas veces has ido a una presentación en dónde no entendiste qué quiso decir el expositor.
Pretender que la misma presentación es igual para todo mundo, puede hacer que no logres tu objetivo y te prevenga de convencer a la audiencia de lo que te has propuesto. Adicionalmente, sin falta de preparación, tu puesta en escena puede no fluir correctamente, puede parecer que no tienes estructura y tu mensaje quizá no solamente se pierda en el camino, sino que tu público se sienta ofendido al darse cuenta que improvisaste.
Recuerda mirar a los ojos a las personas, enganchar inmediatamente con ellos, hace que mantengas su atención y que hagas una conexión mental con tu público. Terminar una presentación y proyectar seguridad, tranquilidad y satisfacción con cualquiera que sea el mensaje y logres impactar en la mente de otros, es todo un arte. Dominar estas técnicas requiere de esfuerzo y dedicación. Un buen presentador es parte de la imagen de un verdadero líder, lograr hacerlo con impacto es sólo una parte de tu imagen profesional.
No lo olvides, planea, prepárate, práctica, respira hondo antes de empezar, cuida tu lenguaje no verbal, voltea a ver a los ojos a las personas, y recuerda sonreír mientras expones. Aún cuando hay muchos más elementos al hacer una presentación, si empiezas con lo anterior, hará que vayas perfeccionando tu estilo al presentar.
Foto “© [Pavel Losevsky] / [PhotoXpress]
Ale Marroquín, es consultor en imagen y protocolo de negocios. Certificada por la Asociación Internacional de Consultores en Imagen (AICI) como FLC (First Level Certificate). Con casi 20 años de experiencia en áreas de ventas y relaciones con clientes, Ale Marroquín, asesora a las personas para transformar sus habilidades en áreas de comunicación, liderazgo, comportamiento, actitud y apariencia profesional. Acelerando el potencial de las personas. www.alemarroquin.com twitter @a_marroquin
