La semana pasada ofrecí un taller que se llama “Retroalimentación que funciona”. A mi en lo personal me encantó por que permite tener presentes elementos que apoyan en la comunicación asertiva y que nos recuerdan qué debemos y qué no debemos hacer si queremos lograr que otros mejoren o se desarrollen . Hoy quise compartir uno de los típicos errores que cometemos en este tipo de comunicación: Hacemos juicios sobre las personas y dejamos de evaluar las acciones o el comportamiento como tal.
Esto es muy común y no es mal intencionado por parte de quien da la retroalimentación, el problema radica en la reacción que provoca en el receptor. Si realmente estas buscando un cambio positivo en un comportamiento o un mejor desarrollo en tu equipo, hacer juicios sobre las personas, va a obstaculizar este resultado.
Cuando etiquetas el comportamiento de una persona sobre algo que hizo, cómo por ejemplo: “Tú qué deberías ser experto en el tema, tendrías que ser capaz de hacerlo bien”, no sólo es sarcasmo, estás haciendo un juicio sobre lo que debería saber o hacer el receptor; lo único que provocas es una reacción negativa o una resistencia a que cambie su comportamiento. Piensa cuántas veces has pasado por algo similar y cómo te hace sentir cuando otros te hablan así. Si en realidad te importa que tu retroalimentación genere un cambio, es importante evitar hacer juicios sobre las personas.
Adicionalmente a la resistencia que provocas, imponer tus ideas sobre cómo está hecho algo puede debilitar las relaciones; puede parecer que tu tienes superioridad sobre el otro. Recuerda, a nadie nos gusta que nos digan como lo hacemos mal, por el contrario, si sentimos que la información sí nos ayuda a ser mejor personas, bajamos la guardia y entonces estamos dispuestos a escuchar.
Todo está en las formas, comunicarle a otros lo mal que te parece su comportamiento, no resuelve a futuro. Procura sugerir cómo hacerlo mejor en lugar de juzgar a la persona, y así el receptor se sentirá incluido e importante, en lugar de agredido o amenazado.
Lograr este tipo de retroalimentación no es fácil, es cuestión de práctica, concentración y cuidar las palabras. Si en realidad estás interesado en provocar una reacción positiva y lograr un desarrollo en tu equipo, cuida la forma en cómo entregas la retroalimentación. Esta comunicación es parte del liderazgo que proyectas como profesional.
Foto “© [Gabriel Blaj ] / [PhotoXpress]