Comunicación Truncada.

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¿Te ha pasado que conoces  una persona nueva y al tratar de entablar conversaciones no logras que te contesten y terminas buscando otra persona con quién platicar?

En una cena informal, había una pareja nueva que no conocíamos cuando todos los demás éramos ya familiares entre nosotros.  El marido era muy serio y casi no hablaba así que decidí sacarle plática y tratar de involucrarlo un poco más. Me encanta conocer personas nuevas, siempre es enriquecedor y además, hacer buenas relaciones siempre puede traer nuevas oportunidades. Adicionalmente, siempre es agradable que cuando no conoces a un grupo, haya alguien que te integre y que te haga más fácil romper el hielo.

Le pregunté directamente: “¡Hola!  ¿Y tu a qué te dedicas?” El contestó, “Hago pipas” e inmediatamente guardó silencio. En ese momento, lo primero que se me vino a la mente fue pipas de fumar, y le dije: “ah, pipas de….” esperando que el terminara la oración y solo me dijo: “pipas de acero”. No aportó más información y no quise ser demasiado invasiva. Un poco después salió el tema en general de qué se trataba lo que hacía, pero siguió sin dar más detalles.

Imagina el contraste si yo hubiera planteado la pregunta de otra forma,  ya que una pregunta abierta contra una cerrada hace la diferencia en la comunicación.  Si en lugar de dejarlo que terminara la oración, le hubiera dicho: “Qué interesante, platícame más acerca de lo que haces”, existe la posibilidad que hubiera detallado más en el tema.

Aún así, siempre va a haber personas que no contribuyan  a dar más información. Así formules una pregunta abierta, es probable que haya quién no quiera dar más detalles.  Tal vez no le guste hablar de negocios en eventos sociales.

Hay personas con las que no va a ser tan fácil comunicarte, pero dependerá de tus habilidades para poder hacer una conversación decente y hacer empatía con la otra persona. Reformular una pregunta: “¿Cómo conoces al anfitrión?” puede ser una buena opción para que se pueda entablar una plática.

El lenguaje no verbal que proyecte la otra persona, quizá te ayude a entender si quiere seguir con la conversación.  Respetar su espacio personal y no insistir en sacar plática es otra señal que eres un buen conversador.  Una persona con habilidades para relacionarse con otros, es más probable que tenga éxito en toda ocasión, que la que decide no integrarse.  Aquí es dónde yo decido si quiero brillar y demostrar mis habilidades, o decido quedarme callado y no convivir.

Tú qué prefieres proyectar:  ¿Una persona con gran destreza para comunicarse y relacionarse o alguien reservado y poco abierto a la comunicación?

Foto “© [Dmitry Ersler] / [PhotoXpress]

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