¿Cómo te hablas a ti mismo?

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Estoy convencida de que no hay peor persona que hable más mal que uno a uno mismo. Tenemos una capacidad para auto exigirnos y criticarnos durísimo ante la más mínima circunstancia. Imagina que llega una persona a pedirte un consejo cuando se equivocó en algo. Lo primero que haces es decirle que no se preocupe, que seguro tiene una solución.

Quizá le pidas más información de cómo estuvo la situación para entender más de qué trata y le puedas dar un consejo objetivo. En la mayoría de los casos, no le dirías que estuvo fatal, que es una persona débil o que cómo se le ocurre hacer o no hacer algo así.

¿Te suena familiar? Es muy difícil que lo ataquemos con palabras duras o críticas que le sumen al problema que ya trae. Pero cuando se trata de uno mismo, ¿Qué tal nos hablamos? Nos exigimos tanto que decidimos compararnos con otros, criticarnos por qué no hemos logrado lo que otros han logrado. Decidimos que no somos suficientemente buenos para hacer nuevos proyectos o para intentar nuevos retos.

Cuando te ves a un espejo, ¿Cómo te hablas a ti mismo? ¿Te dices lo bien que te ves, lo mucho que trabajas en tu persona, te das palmadas a la espalda para abrazar lo que has logrado? Se honesto, o ¿Te ves al espejo y tienes poco tiempo para dedicar este espacio y reflexionar sobre lo bien que lo has hecho?

Escucho frecuentemente personas que comentan con palabras negativas, que van sembrando un patrón en su cerebro de cómo perciben las cosas:

• Odio este sistema,

• Me cuesta trabajo hacerlo bien

• Es complicado cambiar de opción

• Seguramente no será fácil

• Yo no sé hacer eso

• Siempre me tratan mal

• Me intimidan

• No soy tan bueno como

Todo lo que nos decimos y como nos expresamos forma un patrón que es por el que acostumbramos a caminar. Vamos olvidando que hay siempre opciones, y que tenemos un valor como personas, como profesionales, con habilidades y experiencias adquiridas que nos distinguen.

Le damos espacio a esas costumbres y patrones que no son lo que representan lo que realmente somos. El problema es que no asignamos tiempo para hacer estas reflexiones y ser honestos con lo que nos estamos diciendo y con la forma en cómo nos comunicamos.

Siempre he pensado que las personas que critican y juzgan, es por su inhabilidad de reconocer lo que realmente carecen o que les falta construir en su persona. Se siguen hablando de forma negativa, con juicios internos pero a la hora de externar los se convierte en un juicio sobre otros, sobre las circunstancias o factores que están fuera de su control.

El éxito de lo que emprendes empieza desde cómo te das tu lugar primero, de cómo reconoces tus valores, tus éxitos, tus valores y de cómo te hablas a ti mismo para poder proyectarlo hacia afuera.

Si haces el intento y empiezas este cambio poco apoco, empezarás a notar cómo construyes mejores relaciones, mejores conexiones y recibes mayor abundancia.

 

 

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