Una de mis palabras preferidas actualmente es “Actitud” pero no solo es la palabra, es la acción de tener actitud.  ¡Qué difícil adoptarla, qué difícil mantenerla! ¿En dónde la compro?  ¿Quién me dice dónde la encuentro? ¿Dónde la pesco? Y si lo logro, ¿Cómo le hago para que no se me escape?

La actitud, es un constante diario para no permitir que los pensamientos negativos o las derrotas, sean quien marquen el paso de  nuestra vida.

¿Por qué trato este tema constantemente?

Para mí la actitud es un elemento básico en la imagen que proyectas.  Si no eres positivo, todo lo demás se pasa a segundo plano: tu imagen física, los colores que realzan tu tonos personales, tu desempeño profesional, quién realmente eres.

Una  actitud positiva se puede percibir desde varios puntos de vista:

La actitud que manejas en la vida cotidiana: En un día, se descompuso mi servicio a domicilio por internet, mi servicio para recibir correos electrónicos en mi celular y se descompuso la página dónde puedo bajar fotos para mis blogs.  Tengo varias opciones: Pensar que estoy tachada y necesito un reseteo tecnológico, enojarme con los proveedores y quejarme todo el día de mi mala suerte o intentar resolverlo.

Inmediatamente pienso que si sigo pensando negativamente, seguro voy a llamar a que algo más deje de funcionar. Suena a maleficio, pero uno puede atraer con su energía lo que te pasa. Si enojarme y frustrarme no me trae una solución a mi problema, ¿Qué logró enojándome?

Fui a una de las oficina de telefonía celular hasta que me resolvieron el problema. A la página de las fotos, les mandé un  mail pidiendo ayuda y me explicaron que al día siguiente quedaría restablecido. El servicio de internet no tuvo solución, pero por lo menos me enteré que esa ya no era una opción a elegir.

Actitud en el trabajo: Ya no me gusta mi trabajo y por eso, no me importa como atiendo a los clientes ni a las demás personas.  Busco otras opciones para salirme, pero mi forma de responder hacia los demás, es negativa. Tu actitud, habla de quién eres y de lo que eres capaz de hacer. Todos hemos pasado por momentos en que no nos encanta lo que hacemos o pensamos al menos que no nos gusta. Pero reaccionar de esta forma, solo repercute en mi imagen profesional.  Qué pasa si mi nuevo trabajo no es lo que yo esperaba, ¿podré regresar a mi antiguo trabajo? Al final solo les demostré que no quería trabajar y que no me importaba como trataba a los clientes. Es de vital importancia, siempre dejar una puerta abierta y una impecable imagen profesional.

Actitud como líder: Soy el jefe y puedo hacer lo que quiero y no me importa lo que los demás piensen. Los equipos de trabajo, se deshacen más rápido de lo que uno se imagina y es más difícil llegar a las metas cuando esto pasa. La mejor enseñanza de un líder, es con el ejemplo y  transmitiendo una actitud positiva será como su equipo aprende a trabajar. Si tu estás motivado, es más fácil contagiarlo a los demás.

Diario me recuerdo, que cuando las cosas que no espero suceden, depende de mi permitir que afecte a mi actitud, por que eso repercute en  lo que resta del día. Yo soy quien decide si tener una reacción positiva para  lograr una excelente imagen profesional.¡Hay que recordar siempre buscar la mejor actitud!

Foto “© [Yuri Arkurs] / [PhotoXpress]