En todo lo que he visto y leído sobre Actitud y que me gusta compartir, recientemente descubrí algo contradictorio. Una muy buena actitud, ¿puede ser contraproducente?

Existe una persona que en el trabajo maneja su actitud de la forma más positiva, ya sea para buscar clientes, para darse a conocer con personas clave, para relacionarse con el resto de sus colegas, sin embargo, el resto de los compañeros la describen con falta de sinceridad  y un poco forzada.

Es cierto que tu actitud te puede llevar mucho más lejos que tu conocimiento del producto. El problema es cuando no se ve espontánea tu actuación y refleja otro comportamiento diferente del que tu quieres.

Rodearte de gente con quién puedes contagiar tu actitud positiva y tu energía jubilosa, puede resultar en éxito profesional no solo para ti, sino para tu equipo. Habla de ser un buen líder. Para lograr esto tienes que ser considerado de los que te rodean, no debes invadir espacios personales y debes respetar el silencio y la calma en la oficina, en lugar de demostrar energía exagerada.

¿Qué tan complicado puede ser tener una muy buena actitud y no saber proyectar que es así es como puedes crecer profesionalmente? Lo que menos quieres, es provocar que haya personas que dejen de respetar tu trabajo.

Recuerda no verte forzado: Demasiada acción puede parecer que no estás siendo sincero y estás sobreactuando para demostrar tu energía.

Recuerda considerar el espacio de las demás personas. Una cosa es saludar efusivamente y decir “!Buenos Días!” y otra cosa es llegar gritando por toda la oficina interrumpiendo la tranquilidad de las demás personas.

No es  difícil manejar tu actitud positiva y lograr contagiar a las personas en lugar de ahuyentarlas. ¡Inténtalo!

Foto “© [Andrey Zyk] / [PhotoXpress]