Cuántas veces has escuchado que la gente cuando gana poder pierde el piso. La presencia ejecutiva de esa persona empieza a debilitarse porque ya no estás seguro de su liderazgo dado que el poder le nubla la capacidad de delegar y de hacer camino con objetividad.

Un verdadero líder proyecta autoridad, manda un mensaje de ejemplo a seguir, pero no usa el poder a su favor. Tema sensible porque mientras los profesionales que van escalando niveles en su carrera, no están conscientes de que lo que los lleva a un lugar no es lo que los mantiene ahí, pueden confundir este poder con la autoridad implícita que van dando los niveles ejecutivos altos y obviamente con el mensaje que mandan como jefes.

Una persona con un alta presencia ejecutiva es humilde, no demanda la atención la dirige con gracia y se siente cómodo en su piel, sabe que sus conocimientos ya no son evaluados sino que la gente mide su capacidad de dirigir grupos para conseguir resultados. Sobre todo es una persona que reconoce que no es dueño de la verdad y que no sabe hacer todo, sino que se rodea de gente que es más lista que sabe más sobre otros temas y esto no lo intimida.

La soberbia y el ego juegan en contra cuando estás subiendo como espuma, cuando estás viendo que eres capaz, que estás alcanzando mejores niveles, y si no reconoces que siempre hay espacio para aprender, para rodeare de gente que te ayude para hacer crecer a otros, esto puede debilitar el posicionamiento de tu marca personal. Recuerda que si tu creces los demás lo hacen también.

El reto puede ser para las personas que están alrededor de quien tiene poder y que impone su autoridad. Reconocer que no lo vas a educar que tienes que ser inteligente para apoyarlo y para que al mismo tiempo crezcas tu en lugar de estar en su contra, esto puede frenar su crecimiento y ensombrecer su persona. Las personas que sobresalen son las que logran ante estos retos, seguir adelante. Recuerdo perfecto en el medio financiero cómo veíamos estas personas con poder, autoritarias, que no suelen trabajar en equipo. Esto provocaba que de pronto no creyéramos en ellos y nos volvíamos apáticos ante sus instrucciones, por supuesto que después de tiempo entiendes que aunque esta persona no fuera un buen líder, no lo íbamos a cambiar, y si estaba en esa posición, si no nos poníamos las pilas, los únicos afectados éramos nosotros.

Muchos profesionales se enojan contra el jefe que se sale con la suya que impone su autoridad, y cuando esta persona sigue teniendo éxito, lo más inteligente es evitar querer cambiarlo y demostrarle que eres parte del equipo.

Se que de todos modos es fácil decirlo y que hay personas que se salen con la suya, que como bien dice el libro de Adam Grant “Give and Take” siempre hay que gente que solo quita, hay otros que dan sin esperar nada a cambio y hay “Matchers” que si les das te dan pero que llevan la vida tranquila. La idea es que todos pudiéramos ser Givers y ofrecer apoyo, ayuda y cooperación para bienestar final de todos.

La presencia ejecutiva de una persona se ve favorecida cuando se rodea de personas que son más listas, que saben más, para que así cada quien se concentre en lo que es mejor, esta es la forma de sacar lo mejor de cada quien, trabajar en equipo y procurar mejores resultados.

Tener autoridad no es lo mismo que tener poder. Que la gente obedezca no es lo mismo que te siga, si no tienes gente leal, que cree en ti y te sigue incondicionalmente tu posición puede ponerse en riesgo ya que los resultados quizá no sean lo óptimos.

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