Hace algunos años, mientras asesoraba a una familia para un evento público, me contaron una historia inspiradora sobre cómo el padre de familia había alcanzado el éxito profesional. A pesar de comenzar con pocos recursos, logró construir una empresa importante gracias a su perseverancia y dedicación.
Lo que más me impactó fue su consejo: "Ale, si quieres alcanzar tus metas, crecer tu negocio y llegar a tus objetivos, tienes que agradecer desde antes que lo logres, evita pedirlo. Agradece al Universo, a Dios, al Ser Superior, o quien sea tu fuerza que te motive y en quien tu creas. Si agradeces siempre, te vas a dar cuenta cómo se va a concretar."
¿Pedir o agradecer?
Es común escuchar a personas pedir un aumento, un trabajo o resultados favorables. Sin embargo, creo que la energía de la gratitud es más poderosa que la de la petición. Cuando agradecemos algo que visualizamos que ya estamos disfrutando, abrimos un canal de energía que facilita que las cosas sucedan.
La gratitud como responsabilidad y compromiso
Al pedir, transferimos la responsabilidad a otros. Al agradecer, asumimos la responsabilidad de conectar con nuestra energía interior y hacer que las cosas sucedan.
Existen meditaciones y prácticas basadas en la gratitud para generar abundancia. Al reprogramar nuestros pensamientos, podemos alcanzar nuestros propósitos y vivir en el presente, evitando la angustia y la ansiedad del futuro.
Vivir en el presente
Vivir en automático nos lleva a reaccionar ante situaciones y emociones de otros. En cambio, vivir en el presente nos permite ser conscientes de nuestras emociones y del impacto que tenemos en los demás. Agradecer es vivir en el presente, actuando desde lo que tenemos y no desde la carencia.
Cierre de año: un momento para agradecer
A medida que nos acercamos al final de este año lleno de desafíos y aprendizajes, es un buen momento para agradecer con una intención enfocada en el presente y generar nuevas experiencias.
Dejemos de pedir y empecemos a agradecer.
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